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Karina Ruiz

Sacudir la tierrita y avanzar

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Sacudir la tierrita y avanzar

Llegar a Estados Unidos no fue fácil. Salí huyendo de la violencia, después del asesinato de mi mamá. Pero en Estados Unidos me sentía como un cero a la izquierda, tan indefensa y desubicada que me preguntaba si no sería mejor regresar. Los primeros tres meses derramé las lágrimas que no había derramado en Colombia. Mi jefe me gritaba e insultaba, pero me daba miedo buscar otro trabajo sin saber qué tipos locos podía encontrar, que me fueran a violar o a matar. Han sido muchas las caídas, pero me ha tocado levantarme, sacudirme la tierrita y seguir avanzando, como aprendí de mi mamá.

Han sido muchas las caídas, pero me ha tocado levantarme, sacudirme la tierrita y seguir avanzando

La historia completa

A mi Madre Diamantina

Estas vivas secuencias que presento ante los demás
son los que irrumpen desde las fibras de mi corazón
son reflejos del indeleble momento
en que mi existencia también quiso partir junto a ella a la eternidad.
Hablo del Ser al que Dios concedió el hálito en su vientre concebido
y quien desde entonces se convirtió para mí en piedra diamantina.

Así es ella, mi madre, entre luz y transparencia, ¡es mamá…!

El tiempo pasa como hojas arrastradas por torbellinos de viento fugaz
y en uno de ellos, en la penumbra de aquella noche
tus pasos acelerados buscaban ocultar a quienes eran tus retoños
ocultarlos…. sí, de la desbocada maldad
que como lobo rugiente al acecho nos percibían
como animales hambrientos.

Fuiste luz en el camino, Madre
la Luz de la sabiduría para guiarnos y de la maldad ocultarnos
Fue tu inmenso amor el que, en medio de tanto, sin eximir a Dios,
una de tantas veces nos protegió
hasta que en una mañana descuidaste tu vida
porque te preocupaste más en protegernos a mi hermana y a mí…
Pasaron contadas horas y la fatídica noticia nos darían
tristemente tu oxígeno en un segundo se extinguió
por culpa de la mano insensata que a nuestra madre esfumó.

Es aquí, en otro país, donde retiñen sus enseñanzas y los valores inculcados
donde debí sacar la fuerza, “sacudir la tierrita y avanzar”
ya que en medio del dolor a mí vivir en lejanía me tocó.

Two kids running from behind

Recuerdo la noche en que mi mamá salió con mi hermana por un camino poco transitado, buscando que la oscuridad y los árboles las ocultaran. “Si yo no la saco de acá, me la van a reclutar,” pensó mi mamá con angustia. Por esa oscuridad boscosa buscó cómo llegar a la casa de un familiar en Caquetá que viajaría muy temprano al día siguiente a Bucaramanga. Su esperanza era que se llevaran a mi hermana lejos de la amenaza del reclutamiento guerrillero. Así nos protegió siempre mi mamá.

A person sitting in front of the sea

Llegar a Estados Unidos no fue fácil. Salí huyendo de la violencia en Colombia, después del asesinato de mi mamá. Pero en Estados Unidos me sentía como un cero a la izquierda, tan indefensa y desubicada que repetidamente me preguntaba si no sería mejor regresar. “¿Yo qué hago acá? ¿Será que esto sí es lo mejor que pude hacer? Si me pasa algo, ¿quién me va a reclamar?” Tuve que respirar profundo para tomar fuerza y decirme “hay que echar para adelante, es de cobardes no intentarlo”. Respirar profundo para salir de donde uno cree que no va a ser capaz de hacerlo.

A person from behind sitting in front of the ocean

Los primeros tres meses en Estados Unidos derramé las lagrimas que no había derramado en Colombia. Mi jefe me gritaba e insultaba. Cuando se exaltaba, yo sentía que me iba a pegar. Me daba miedo buscar otro trabajo sin saber qué tipos locos podía encontrar, que me fueran a violar o a matar. En el trabajo que tenía al menos no sentía amenazada mi integridad sexual. Pero este hombre me llevaba al punto más bajo con sus insultos y gritos. Un día duré como tres horas llorando sentada bajo un árbol. Sentía en ese momento que no iba a poder.

Hands together

Sin embargo, en medio de las dificultades, encontré manos amigas, angelitos que me han apoyado emocionalmente y me han dado fuerza cuando he sentido desfallecer. Aunque exista lluvia de lágrimas, a ellos gracias infinitas. Y a quienes se esconden para hacer el mal, un perdón gigante, porque es mucho más lo que yo he podido ganar.

Person bare feet

Han sido muchas las caídas, pero me ha tocado levantarme, sacudirme la tierrita y seguir avanzando, tal como lo aprendí de mi madre.

A person at the end of a road

Hoy puedo decir: “Sí pude, he recorrido un camino y sí pude llegar y vencer obstáculos.” Es posible hacer cosas sin depender de nadie. A todas las personas, y en especial a las mujeres que ven esta fotografía, les digo: Uno tiene que echar para adelante y no permitir que nadie lo pisotee.

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